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01 March 2021

La primera mujer empresaria de España

Caterina Llull y Sabastida, nuestro referente

El cambista y su mujer -Quentin_Massys - Louvre - mujer empresaria

Nuestra emprendedora es un ejemplo para cualquier mujer y vivió en el siglo XV.

El registro de la época dice que su nombre era Caterina Llull y Sabastida, que nació en un año impreciso alrededor de 1440 y que vivió en el seno de una familia burguesa en el comercial barrio barcelonés de La Ribera.

Con 20 años de edad contrajo matrimonio. Se trasladó a Siracusa junto a su esposo y se convirtió en madre de cuatro hijos antes de enviudar. A partir de entonces todo cambió para ella.

Desde ese momento, a sus preocupaciones por salir adelante sola se le sumaron  nuevos retos empresariales a los que también tuvo que enfrentarse sin la ayuda de su marido.

Sus obligaciones se ampliaron. Además de administrar el hogar y cuidar de los hijos, pasó a gestionar el patrimonio familiar y el negocio de comercio heredado.

La lucha por defender sus intereses y los de sus hijos se convirtió en una prioridad. Pero una mujer empresaria, con un denotado carácter emprendedor no se rinde fácilmente. 

Por primera vez en la historia una mujer lidera una empresa de comercio internacional

Caterina decidió continuar con la empresa y la responsabilidad que se le traspasó por herencia, aunque aquella circunstancia implicase que tuviese que pelear por su cumplimiento.

La pionera mercader tomó las riendas para avanzar en el mundo del comercio exterior.

Disputas comerciales, impedimentos legales, dificultades de comunicación. Continuos escollos, pero Caterina no cedió en su empeño y se dirigió a la mayor autoridad:  la Reina.

Segura de sí misma, Caterina escribió a la soberana para exponer su situación.

La carta, que aún se conserva, desvela una amplitud de miras que la presenta como experta en valoraciones económicas y estratega del mundo en el que vive. Un tratado mercantil en toda regla.

Carta de Caterina Llull y Sabastida a la Reina siglo XV

El primer obstáculo que se vio obligada a vencer, era la ley que cuestionaba la voluntad y confianza de su marido al nombrarla heredera y las reticencias de autoridades sicilianas y catalanas al respecto.

Dispuesta y decidida, no dudó en enfrentarse a las jerarquías comerciales y entablar largos pleitos que finalmente tuvieron que resolverse bajo la autoridad de S.M.

En su nuevo papel de mujer emprendedora, no solo se propuso administrar el negocio familiar, sino que mostró su deseo de ampliar mercados y aumentar la fortuna que le fue legada.

Contando con ese enfoque el resultado le permitiría asentar sus metas empresariales de forma objetiva.

Una atrevida apuesta y un modelo de mujer empresaria

Durante su matrimonio, antes de la muerte de su esposo, Caterina se empleó en cuerpo y alma en inculcar valores y educación a sus hijos.

Pero algo la distingue de otras mujeres de su época: Empleó sus esfuerzos en que fuese su hija Joana quien aprendiese a gestionar y llevar las cuentas de la casa. Ella sería la sucesora de su padre al frente de los negocios.  

La innovadora visión de futuro, enfocada en la figura de una de sus hijas, se ve reflejada en esa elección para continuar con el legado.

La defunción de su esposo en 1471, sin embargo, precipitó el protagonismo de Caterina Llull y Sabastida como administradora de los bienes y el capital de su marido. 

El futuro alcanzó a Caterina antes de lo esperado. Sus previsiones se vieron alteradas a causa de los sucesos que se precipitaron, pero, el inevitable cambio de planes puso de manifiesto la capacidad de reacción de la emprendedora.

Lo imprevisible de pronto puso al descubierto que la faceta mercader y empresarial de Caterina no era fruto de la improvisación. 

Resolutiva y con determinación, Caterina actuó en el siglo XV como una emprendedora de nuestros días. 

No dudó en tomar medidas para cursar la documentación legal imprescindible desde Cataluña y Siracusa y consiguió los permisos que legitimaban el testamento de su esposo.

Caterina Llull demostró entonces su gran conocimiento de la realidad jurídica que la rodeaba. Como diríamos hoy en día, una mujer con los pies en el suelo. 

Comercio internacional en la Edad Media

Una relación basada en el amor y el respeto

El amor por uno mismo magnetiza también el amor de los demás. De la relación con su esposo y el legado que él dejó en sus manos se desprende también la fe que este tuvo en ella. 

El atípico testamento del difunto mercader demostraba la estima que sentía por su esposa, pero también un profundo respeto por su inteligencia y capacidad de gestión. Prueba de ello resultó evidente por su voluntad de que fuese Caterina quien actuase según su propio criterio y con total libertad sobre todos sus bienes.

Logros, éxitos e innovación

Finalmente, hacia el 1483 aproximadamente, Caterina Llull y Sabastida se trasladó con toda su familia a Barcelona. Mantuvo también algunas posesiones en Sicilia que continuó gestionando a distancia. 

Caterina no limitó sus aspiraciones. En lugar de conformarse con el comercio de alguna ciudad importante, amplió sus metas proyectando las rutas a través de todo el Mediterráneo. Consolidó de ese modo el comercio internacional de la zona y la empresa que dirigía.

¿Puede asustarnos hoy en día la aventura globalizadora que nuestra dama patrona Caterina inició ?

La mejor forma de seguir la estela de Caterina Llull y Sabastida es imitar su empeño,  superar los obstáculos que encontremos a nuestro paso. Perseverar para vencer las trabas y los traspiés y poder lograr nuestras metas. Subiremos los listones que Caterina Llull y Sabastida consiguió superar ya en la Edad Media. 

Te pregunto a ti, lector, ¿no es este un gran propósito emprendedor?

"Inicia tu nueva aventura ¡Vamos!"

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